Anfiteatro romano de Tarragona

El Anfiteatro romano de Tarragona, situado al lado del mar, es una de las visitas culturales de la Costa Dorada que el visitante no puede perderse. Si has decidido pasar tus vacaciones disfrutando de los espectaculares paisajes y playas que ofrece la Costa Dorada, tampoco puedes perderte la amplia oferta monumental y cultural de la zona. Situada a pocos kilómetros de Salou, Tarragona es la capital de la provincia y una antigua ciudad romana que vale la pena visitar. Entre sus monumentos romanos más destacados se encuentra su anfiteatro.

Tarragona, fue en época romana una ciudad de primer nivel y, como tal, contaba con todos los edificios dedicados a espectáculos propios de este tipo de ciudades. Así, Tárraco, capital de provincia imperial, contó con un anfiteatro, un circo y un teatro. Las pruebas históricas existentes, explican que la construcción del anfiteatro se llevó a cabo gracias a la donación de un sacerdote imperial, a principios del S.II d.c. cuyo nombre no se conoce. La visita a los restos romanos de esta ciudad es muy recomendable y, entre ellos, destaca sin duda el anfiteatro romano.

Emplazamiento excepcional

Una de las características que convierte el anfiteatro tarraconense en una visita única para el turista es su excepcional emplazamiento, ya que la construcción se ve impresionante frente al mar. El hecho es que el lugar en el que fue construido el anfiteatro no es casual, ya que en la originaria ciudad romana, este edificio dedicado al espectáculo se levantó a las afueras de la antigua ciudad, en la entrada, junto a la famosa Via Augusta. El hecho de que el anfiteatro romano de Tarragona esté construido frente al mar tampoco es casual, puesto que los romanos aprovechaban la cercanía del edificio con la playa, para descargar las fieras que llegaban por mar y que participarían en los espectáculos que tanto gustaban al público romano de la época.

 

Anfiteatro romano de Tarragona
Anfiteatro romano de Tarragona

Actividades que tenían lugar en el anfiteatro tarraconense

El anfiteatro romano de Tarragona formaba parte de los edificios de una ciudad romana que se dedicaban a los espectáculos. Así, dentro de este edificio se planeaban dos clases de espectáculos: por una parte tenía lugar las “munera”, esto es, las famosas luchas de gladiadores que tantas veces hemos visto representadas en las películas. Ésta debía ser sin duda una de las actividades que más público atraía. Por otra parte, en el anfiteatro romano de Tarragona también tenían lugar las “venationes”, que consistían en luchas contra diferentes animales feroces.
Otra de las actividades organizadas en el anfiteatro que atraía numeroso público a sus gradas en tiempos romanos era el ajusticiamiento en la arena, de los condenados a muerte. De hecho, uno de los momentos históricos de mayor relevancia de este edificio romano tiene que ver, precisamente, con el ajusticiamiento –fueron quemados vivos- en la arena, de dos diáconos en el año 259 d.C. Este hecho, provocaría siglos más tarde, la construcción de una basílica para rendir culto a éstos mártires. Si la primera basílica se construye en el S.VI, en el S.XII, se levanta en el mismo lugar la iglesia románica de Santa María del Miracle.

 

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Arquitectura del edificio

El anfiteatro romano de Tarragona, se trata de una construcción de planta elíptica. En el centro de la construcción, el lugar donde se desarrollaban las actividades, era conocido como la arena, y tiene más de 60 metros de largo por 38 de ancho. Toda la arena se haya rodeada por un podium de unos 3 metros de altura. Una de las partes más impresionantes de la arquitectura de este edifico de espectáculos romano son sus gradas. Éstas se excavaron sobre la roca en la parte norte del recinto mientras que se levantan sobre bóvedas en el resto de la construcción.
Este edificio se reformó en el año 221, durante el reinado de Heliogábalo. Años más tarde, el 21 de enero del 259, el obispo cristiano Fructuoso y sus dos diáconos, Augurio y Eulogio, fueron quemados vivos en la arena del Anfiteatro romano de Tarragona. Este hecho motivó en el siglo VI la construcción de una basílica de culto dedicada a estos mártires. Durante el siglo XII se edificó la iglesia románica de Santa María del Miracle sobre la primitiva basílica paleocristiana.

 

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Dónde alojarse para visitar el anfiteatro romano de Tarragona

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